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sábado, 10 de septiembre de 2016

In the heat

In the heat - Ian Vásquez

No. No me ha dado por empezar a escribir reseñas en inglés. Es solo que si pretendo analizar la realidad de la literatura negra centroamericana tengo que incluir a todos los países de la región. Hasta ahora he dejado solo dos por fuera: Panamá (haré una reseña en particular de nuestra contribución en una futura entrada) y Belice. 
¿Por qué no incluí a Belice antes? La razón debió ser obvia, pero en su momento no la vi. Cuando empecé a buscar a escritores del género del área de centroamerica usé la ayuda del internet (como he dicho en otras ocasiones, los libros de nuestras regiones no nos llegan, a pesar de ser vecinos). Según mis búsquedas, Belice parecía no tener escritores de literatura negra. Eso era casi imposible en mi opinión y seguí escarbando. 
Nada. Era desquiciante. Y, de repente, se encendió un foco en lo más profundo de mi cerebro y casi me doy un golpe en la frente por mi falta de visión. 
El idioma oficial de Belice es el inglés. Sus escritores escriben en ese idioma y una búsqueda en español los dejaba fuera de mi alcance. Gracias a eso encontré a este escritor y su primera obra.
Ian Vásquez
Ian Vásquez nació y creció en Belice. Una ciudad con su propio ritmo y que forma parte de las vivencias del autor. Tiene una maestría en Bellas Artes de la Universidad de Florida, título que consiguió mientras trabajaba en una sala psiquiátrica y ejercicia funciones de consejero estudiantil. Actualmente vive en Florida, donde es editor del St. Petersburg Times. 
Su primer libro (In the heat) fue reconocido por la PWA (Private Eye Writers of America), una organización de escritores creada para reconocer las contribuciones del detective privado al género negro, con el prestigioso premio Shamus (2009).
A la fecha tiene tres libros escritos y es considerado una de las promesas emergentes de la literatura negra beliceña (curiosamente cuando uno lee las reseñas en inglés lo catalogan como escritor del nuevo Noir Caribeño. Creo que los encargados de estas notas cometieron mi error y se olvidaron de buscar en el idioma de la región. Español en este caso). A continuación, mi opinión de In the heat


Idea general:
El boxeador Miles Young piensa que tiene una última oportunidad antes de tener que colgar los guantes para siempre. Aunque muchos piensan que su tiempo pasó, el disfruta demasiado el reconocimiento que su profesión le ofrece. Además, tiene una hija pequeña en quien pensar. 
¿Cómo la mantendrá si se retira? Es por eso que, cuando su promotor se acerca con una proposición que incluye un último gran combate, decide escuchar.
Isabelle Gillmore quiere que Miles encuentre a su hija Rian, que huyó de casa con dinero de su mamá y un noviecito bueno para nada. Isabelle teme que Rian se quiera casar con el chico, el único hijo de un policia corrupto, el ex-jefe de policía Marlon Tablada, y quiere que su hija (y el dinero) aparezcan. En recompensa, una paga de 30 mil dólares y una última gran pelea. A pesar de las dudas de Miles, Isabelle le dice que un héroe local puede conseguir que las personas hablen con más facilidad que la policía. Lo malo es que, después de aceptar, descubre que hay mucho más en juego que la desaparición de una niña y que el dinero y Tablada son solo una pequeña parte de sus problemas. 

Opinión:
Es una regla conocida (más bien una sugerencia) que al empezar a escribir lo hagamos sobre seguro. Sobre temas que conocemos. Es un buen consejo. Un primer libro es un salto de fe. No tenemos idea de qué va a pasar y queremos que salga perfecto (lo que rara vez ocurre). Con esa presión encima, es lógico querer usar un tema que manejemos bien. Ian Vásquez es fanático de las peleas de boxeo, así que siguió la regla y su detective es un boxeador.
No es una elección nueva. Recordemos a La Dalia Negra y a sus dos personajes principales (Bleichert y Blanchard). Ambos son boxeadores y fue la forma como se conocieron. Miles Young, sin embargo, es diferente por una razón fundamental. No es policía. No es detective. Es un boxeador profesional. Un héroe local que pierde su última pelea y siente que ya es hora de retirarse, pero que tiene una hija pequeña que mantener (la esposa huyó sin dar explicaciones). No tiene una carrera sobre la cual apoyarse. Su vida fue el boxeo y lo está dejando.
Es imposible no sentirse identificado con este luchador que solo quiere lo mejor para su hija. Que tiene muchos problemas financieros y pocas oportunidades de salir de ellos. Cavilando en el medio de esta crisis existencial, su manejador le llega con una oferta caída del cielo. Una última pelea, una buena paga y un bono extra por prestar un sencillo servicio a una adinerada familia de Belice. Encontrar a su hija desaparecida.
Aquí las cosas deberían sonar fuera de lo habitual y Miles salir huyendo. La excusa de la matriarca de la casa, Isabelle Gillmore, es que quiere averiguarlo sin causar mucho revuelo y una celebridad local podría conseguirlo más facilmente que la policía. Un razonamiento poco sostenible, pero que Miles acepta porque tiene que hacerlo. Necesita el dinero.
Aquí empieza el misterio. Los personajes secundarios, Isabelle Gillmore y su esposo, la hija (Rian), el novio y su padre están muy bien trabajados y colocados como las piezas de un tablero de ajedrez en una Belice que es mitad paraiso y mitad ciudad centroamericana. La combinación perfecta y un símbolo característico de nuestra literatura negra. 
Tenemos un policía corrupto, negocios turbios en las altas esferas de la ciudad, personajes siniestros ligados al narcotráfico y a la politica local. Una volátil mezcla esperando un gatillo, el cual llega en la forma de un boxeador. 
Como era de esperar, la desaparición de la joven Rian esconde un secreto mayor y los primeros intentos chapuceros de Miles van dando frutos hasta que su empleadora decide que ya no quiere que siga investigando. Una decisión que solo altera a Miles y lo lleva a manejar el problema como una de sus peleas. De frente y sin importar las consecuencias.
El policia y los políticos corruptos no son figuras nuevas en el género. Los sentí algo estereotipados en un principio, pero van tomando forma y vigor con el pasar de las páginas. No es el caso con Miles, que se siente fresco y diferente desde el principio. Su relación con su hija, su novia y su entrenador son detalles que le dan vida al personaje más allá de todos los problemas en los que se está metiendo.

Conclusión:
Una buena novela, digno miembro de nuestra literatura centroamericana. A la usanza del hard-boiled, pero ambientada en nuestras realidades. Una prosa rápida y para nada aburrida. Un escenario acorde que lo hará sentir que camina en las calles de Belice de la mano del autor. Recomendado.
Datos curiosos:
En Belice la televisión llegó a principios de los ochenta, así que Ian Vásquez creció leyendo en lugar de viendo programas o series en una caja. Él dice que no, pero yo creo que eso tuvo mucho que ver con su destino como escritor.
Ian Vásquez emigró a los EUA por razones de trabajo, pero fue una decisión que marcó su vida ya que le permitió ser publicado y reconocido. Cuando sugirió a un maestro que quería regresar, él le dijo que se quedara. Que todavía tenía que aprender. Ian se sintió ofendido, pero al final tuvo que aceptar que fue la decisión correcta.
Nadie es profeta en su tierra y como dije antes, ese primer libro muchas veces es un salto de fe. Ian Vásquez lo hizo y aterrizó con los dos pies en el suelo.
Si quieres escribir, ¿cuál es tu excusa?



domingo, 4 de septiembre de 2016

Pequeñas muertes negras

Pequeñas muertes negras (Bartolomé Leal).

Bartolomé Leal
José Enríque Leal Rodríguez nació en Santiago de Chile y a la usanza de muchos escritores del género, es tan polifacético como sus obras. Su profesión como Ingeniero Civil Industrial lo ha llevado a prestar servicios para las Naciones Unidas en función de experto en asuntos ambientales (tema sobre el cual ha publicado libros especializados). Ha visitado América Latina, el Caribe (Haití), Asia y Europa y ha vivido en varios paralelos y meridianos diferentes. Su pies han recorrido las aceras de Francia y España. Ha dormido en Kenia, Bolivia, Kosovo y México. Como para demostrar que el mundo es un pañuelo, por un tiempo vivió en mi bella Panamá, tema que nos permitió compartir entretenidas conversaciones cuando lo conocí en el festival Córdoba Mata 2015. Con un andar tan prolífico, no es de extrañar que escribiera múltiples novelas y cuentos. Su primera obra la escribió en colaboración con otro autor chileno (Eugenio Díaz Leighton) bajo el seudónimo conjunto de Manuel Yberra (muy a lo Borges-Casares, lo que explicaría porque Yberra dice ser devoto del primero). Un año después (1994) publicó su primer libro con el seudónimo de Bartolomé Leal. Esta obra titulada "Linchamiento de negro" fue el debut de su personaje insignia: Tim Tutts, un detective privado en Nairobi, Kenia, el cual ha protagonizado varios de sus libros y cuentos cortos. 
Es en esta línea que se enfila mi reseña del día de hoy. Una colección de cuentos titulada "Pequeñas muertes negras". En sus páginas encontré a Tim Tutts y a Manuel Yberra como protagonistas (este último en un cuento que gira alrededor de un tema poco tocado en la literatura negra: piojos). 
No miento. Ya verán.

Idea general:
La "pequeña muerte" llaman los franceses al orgasmo, una metáfora biológicamente exacta, que refleja la sensación intensa de desfallecimiento que todo adolescente percibe cuando conoce por primera vez el colosal placer.
Al sueño también se le suele llamar la "pequeña muerte", aquel anticipo del fin de la vida que la naturaleza nos da y que dejamos pasar sin prever su terrible significado. La "pequeña muerte negra" es también la de cada personaje menor que puebla este mundo, sobre todo si es negro, indio o pobre: a nadie le importan, es la víctima anónima de un mundo construido sobre la injusticia y la explotación. Como dijo Vallejo: "le pegaban si que él les haga nada; le daban duro con un palo duro".
Ellas y ellos son los protagonistas de estos relatos que semejan y bordean un estilo escritural muy cercano a la etnografía más tradicional. Aquella donde los hechos se tratan recubiertos de un contexto social que configura el escenario cultural que todo etnógrafo buscaba y busca en ese esquivo "otro" que nos observa desde su propia realidad.
En esta reunión de cuentos, Bartolomé Leal sabe encantarnos con inquietos personajes, donde la "pequeña muerte" se transforma en una espectacular trama criminal mientras el escenario de vida cotidiana nos deja el sabor de haber leído mucho más que una historia.

Cuentos en la colección:
  • Muerte de un escritor.
  • Un askari en mi patio.
  • Cangrejitos.
  • El té se sirve en la veranda, bwana.
  • El mono blanco.
  • ¿Tomó once la abuela?
  • Cinco a la hora de once.
  • Cuentos en 200 palabras.
  • Reine Bec.
  • Maleza.
Opinión:

Tal vez el esquema instintivo que guía mi práctica del género policial (y aclaro que uso el término cual comodín, sin hacer distinción entre narrativa de enigma y género negro, corrientes que de hecho mezclo en mis escritos), está conformado por mi experiencia vital, donde los viajes y la residencia en países diversos han jugado un rol central... El impulso por poner en palabras tales vivencias se traduce en dos niveles escriturales: un diario de vida más o menos rigurosamente mantenido, y la redacción de novelas y cuentos.
Bartolomé Leal. Ponencia efectuada en el
Encuentro de Narrativa Policial
Latinoamericana, Valparaíso,
Chile, Abril 2002.

Bartolomé Leal (Kenia, 1978)
Bartolomé Leal pasó 4 años en África del Este. Un escenario que pocos conocen y que es un tesoro en ideas y personajes. Como buen escritor, su mente alimentada por esta amalgana de colores y paisajes, creó a Tim Tutts. Un detective privado con oficinas en River Road, una de las principales calles de la capital de Kenia (Nairobi). Es el personaje de todo un ciclo de novelas y "Pequeñas muertes negras" tiene dos cuentos con este detective. Esas primeras páginas me hicieron tener ganas de leer las otras obras de la saga.

Mi enfoque del género tiene antecedentes, y aquí entramos al tema de esta ponencia. Hay una corriente de la narrativa policial, un subgénero si se quiere, que los críticos franceses han dado en llamar la novela policial étnica o etnológica. Se trata de un tipo de narración donde los típicos de las etnias, las razas, las culturas primitivas, la brujería, los conflictos colonialistas y tópicos similares, aparecen en el corazón mismo de la obra. Argumentos, tramas, personajes y locaciones responden a un deseo de testimoniar sobre los conflictos mayores, explícitos o escondidos, que existen en muchas sociedades marcadas por la diversidad racial, cultural y religiosa.
Bartolomé Leal. Ponencia efectuada en el
Encuentro de Narrativa Policial
Latinoamericana, Valparaíso,
Chile, Abril 2002.

Bartolomé Leal y Tim Tutts forman parte de algo conocido como Novela Policial Etnológica (como describe el autor en sus propias palabras). Sus obras hablan por sí solas y merece ocupar su sitial a la par de los principales expositores de este sub-género: Arthur Upfield (Australia), Tony Hillerman (EUA - navajos), Harry Kemelman (Israel) y H.R.F.Keating (Inglaterra - India).
En "Muerte de un escritor" Tutts debe resolver el asesinato de Wairoto wa Gaichiru, un problemático escritor que se dedicaba a mostrar en sus libros los peores horrores de la sociedad keniana. Su muerte, resultado de una violenta golpiza, es solo el principio de la trama que enfrenta al lector a los mejores elementos de la novela negra hard boiled: corrupción policial, intereses religiosos/tribales, mujeres con oscuros secretos (la secretaria de Tutts, Curly, se lo recordó con las inmortales palabras del oficial Lee Blanchard, de la Dalia Negra de James Ellroy: Cherchez la femme). El final, acorde con la realidad que describe el autor. A veces ganar solo significa llegar a sospechar la verdad. Más de eso, es jugar con la muerte.
En "Un askari en mi patio", una amiga argentina de Tutts lo llama para pedirle ayuda con el cadáver que cayó en su patio. Un askari (algo así como un guardia de seguridad privado) con el rostro desfigurado a punta de golpes. Iguales elementos que los descritos previamente donde Tutts, con la ayuda de Elenita Biorges de Maréchal (la amiga argentina), Rita Ndegwa (periodista independiente) y todo su equipo resolveran este crimen, sin importar las consecuencias.
Lo malo de los cuentos es que no permiten conocer a profundidad a los personajes, limitados por el número de páginas. Sin embargo, nos dan un pantallazo lleno de suficientes detalles como  para hacernos una idea del curioso detective y dejarnos con ganas de saber más de él. Estos cuentos son mis favoritos de la colección. Después tenemos un cuento con parásitos (al final les digo de qué se trata), dos cuentos ligados (El té se sirve en la veranda, bwana y El mono blanco), donde no hay un misterio por resolver, pero vemos las consecuencias de la violencia sin sentido. En "Cinco a la hora de once", el autor describe, a manera de crónica roja, crímenes cometidos en Chile a esa hora en particular. En fin, una amplia reunión de temáticas ligadas a la literatura negra que estoy seguro disfrutarán.

Conclusión:
Libro recomendado. Una curiosa colección de cuentos narrados por uno de los pocos escritores etnológicos del mundo (no digamos de latinoamérica). No pierdan su oportunidad de leerlos de ser posible.
Dato curioso:
Uno de los cuentos se llama "Cangrejitos". En esta historia el autor tiene una conversación ficticia con Manuel Yberra (la mitad de su alter ego) sobre ladillas o piojos del área genital. ¿No parece tema para un cuento negro? Bueno, hay la víctima de un crimen (el  autor), un vehículo o arma no homicida (ladillas) y un misterio (averiguar quién se las pegó).  
Una prueba que no hay tema, por improbable que parezca, que un buen escritor no pueda convertir en la trama para un delito.