domingo, 11 de mayo de 2014

El ángel rojo.

El ángel rojo (Franck Thilliez).

Franck Thilliez
Autor de múltiples libros (algunos llevados al cine o en camino de serlo), Franck Thilliez es un ingeniero en computadoras que desde hace más de una década decidió probar suerte y poner sus conocimientos al servicio del noble arte de la novela negra.  Este escritor de origen francés es recomendado por muchos sitios especializados en el tema y decidí probar suerte con el primer libro de su comisario Franck Sharko.

Idea básica: 

La aparición de un cadáver decapitado, artísticamente troceado y marcado con enigmáticos designios, sacude de un modo eléctrico al comisario Franck Sharko. Saber que no se trata del cuerpo de su esposa, que lleva ya seis meses desaparecida sin que nadie haya pedido rescate y sin que se tenga a la menor pista sobre su paradero, es sólo un consuelo menor. Al contrario, este descubrimiento da pie a una estremecedora y alucinante investigación que pone en contacto a Sharko con los ambientes más sórdidos que puedan imaginar.


Opinión:
Lo primero que deben saber es que el libro se centra sobre asesinatos cometidos en lo que parece ser el contexto de las sociedades sadomasoquistas.  El autor hizo un trabajo de investigación memorable en cuanto a estos grupos y su forma de interacción, lo cual siempre es un bono al leer un libro. 
Siguiendo esta línea, es fácil comprender porque la descripción de los crímenes es realista rayando en lo brutal.  Las víctimas son torturadas de forma muy gráfica y este aspecto puede ser no muy bien apreciado por algunos lectores.  No estoy seguro de si la historia hubiera funcionado mejor reduciendo un poco el tono.  Creo que la trama lo ameritaba, pero quedan advertidos.
Los personajes son variados, pero casi todo se centra en la vida del comisario Sharko.  Es un detective a la usanza de los libros clásicos de novela negra (pasado trágico, cumplen su trabajo a pesar de todo, pocos amigos, violentos en momentos).  Conozco de algunos lectores que no aprecian esta última característica (en lo particular, yo prefiero a los detectives que usan más el cerebro que la fuerza bruta), pero acepto que era un mal necesario.  Considerando los círculos por los que debía transcurrir la historia, Sharko no podía ser un debilucho.
No esperen conocer detalles específicos de los otros miembros del equipo.  No es que sean ignorados o no veamos detalles de sus vidas, pero quitando al ayudante de Sharko, sus vidas quedan en la periferia.  Algunos autores abusan de los personajes secundarios y gastan decenas de páginas en contarnos sus vidas, sin que esto contribuya en nada con la trama.  Puede ser interesante en un momento dado, pero después de veinte páginas yo quiero saber como sigue la historia.  Con Thilliez no tendrán este problema.  El libro es la trama y Sharko un elemento necesario para su desarrollo.  Hasta los problemas personales que tiene se ligan con la historia en su momento. 
El desenlace es apropiado para el resto de libro.  La identidad del asesino no fue una particular sorpresa, pero me hizo dudar por momentos.  En una parte del libro incluso me llevó a pensar que la trama se convertiría en una lucha mágica entre el bien y el mal.  Me encantó que lo regresara a la realidad con el final (después de todo, eso es lo que es la vida, sin necesidad de meter demonios, reencarnaciones del mal o similares.  Cuando lo lean, sabrán de que hablo).
Ahora, tuve un problema con este libro.  Thilliez tiene una forma peculiar de escribir algo florida para mi agrado.  Me gustan las descripciones para ubicarme en el libro, pero siento que a veces abusaba de la letra (creo que ya lo mencioné antes.  No digas con cien palabras lo que puedes decir con diez).  Se permiten excepciones ocasionales, pero casi toda la primera mitad del libro se ve plagada de estas delineaciones.  Reconozco (y algunos lectores comentan lo mismo) que la primera parte me resultó lenta en algunas secciones.  Cuando te ves forzado a leer solo porque quieres ver como termina y no porque las páginas te llamen, estás en problemas.  En el caso de “El ángel rojo” me pasó como dos o tres veces.  Al final es una suerte que la disciplina me obligara, ya que la segunda parte mejora de forma notable.  El ritmo se torna más rápido y la historia se desarrolla a buen paso, sin perder momentos de suspenso y, lo que creo fue la clave, sin abusar tanto de la prosa florida o rebuscada.  Lo necesario para que sea literatura y no una carta o un mensaje de texto.  Creo que la segunda parte compensa la primera (apenas).
Si les gusta la temática del dolor como una forma de placer, del sadomasoquismo llevado al extremo y de los límites a los que pueden llegar las personas buscando la satisfacción personal, “El ángel rojo” no los defraudará.  Incluso, puedo recomendarles otro libro.  Consigan  una copia de “Crímenes exquisitos” de Vicente Garrido y Nieves Abarca.  Su temática es muy similar, solo que él aborda el tema más desde la perspectiva interna de algunos de estos grupos de S&M.  Otro libro recomendado.

Conclusión:
Interesante.  Algo salvaje llegando a lo macabro (tanto por el asesino como por el detective Sharko), pero la trama lo ameritaba.  Solo recuerden seguir leyendo más allá de la mitad  del libro.  Pueden detenerse en partes y pensar que podrían hacer algo más productivo, pero son solo dos o tres momentos.  Sigan su lectura y disfruten del libro.  Si no les gustan los ambientes S&M, la violencia y la tortura, busquen en otra parte.


Dato curioso:
La persona que escribió la contraportada de "El ángel rojo" (me imagino que la original y las demás son resultado de una traducción literal) no leyó el libro.  Si le prestan atención (anexo una copia) verán que describe un cuerpo mutilado, troceado y distribuido por todo París.  Eso jamás pasa en el libro.  El primer cuerpo es descubierto entero (lo de la tortura es real).  Me pregunto si han cambiado el texto en ediciones posteriores o simplemente no se han dado cuenta del error.