domingo, 27 de abril de 2014

Un hermoso lugar para morir.



Un hermoso lugar para morir (Malla Nunn)

Malla Nunn
Escritora y directora de documentales, Malla Nunn es un reflejo de lo que escribe.  Nació en Suazilandia, hija de una madre “blanca” y un padre “mestizo”.  Estudió en un colegio para “mestizos” y en los setenta emigró a Australia con sus padres.  Su vida en una Sur África bajo las leyes del apartheid debió calar profundamente en su personalidad.  Su primer libro, “Un hermoso lugar para morir”, es muestra de su amor por África y una crítica a la forma de vida que miles de seres humanos tuvieron que sobrellevar con las férreas leyes raciales de su infancia.  Es una excelente novela negra ambientada en un lugar exótico, en un tiempo pasado que esperemos no regrese.  La mejor forma es conociendo la historia.

Idea básica:

En el pueblo de Jacob’s Rest, ubicado en la frontera entre Sur África y Mozambique, el capitán Pretorious, un oficial de policía blanco, es asesinado.  Para encontrar a los culpables Emmanuel Cooper, oficial de la policía judicial de Johannesburgo, es enviado a investigar el caso.  Sin embargo, lo que ya es un caso de alto perfil por la raza de la víctima se convierte en una situación potencialmente peligrosa al mezclar las tensiones de la época (Sur África, 1952, cuando entraban en efecto las leyes de inmoralidad del apartheid), entre razas (blancos, mestizos y negros) y grupos (ingleses y afrikáners), con la participación poco propicia de la policía de Seguridad, un grupo de mucho poder con carta blanca para hacer lo necesario con el fin de erradicar la amenaza comunista sobre el gobierno nacionalista de Sur África.
El detective Cooper tendrá que lidiar con los intereses políticos que parecen más interesados en promulgar su agenda que en encontrar al asesino.  Las pistas apuntan a la vida del capitán que, a pesar de las apariencias, está llena de imperfecciones que sugieren una relación muy compleja  con todos los grupos étnicos de su pueblo y una que  parece hacer caso omiso a las leyes que él mismo debía  imponer.

Opinión:
Una historia compleja con personajes interesantes.  Los ambientes geográficos e históricos son los principales incentivos para leer este libro.  Es regresar en el tiempo a una época que pocos conocen de la mano de una autora que lo vivió en carne propia.
El detective Cooper es una mezcla perfecta de contraposiciones.  Oficial de la policía de Sur África, detesta las leyes raciales y sufre alucinaciones auditivas con cierta frecuencia (en la forma de un sargento escoces de su época como soldado durante la II Guerra Mundial).  Su pasado está impregnado por la violencia y su presente por las manipulaciones de sus superiores.  Su sentido del deber lo llevará a resolver el caso a pesar de las amenazas políticas, agresiones físicas y riesgos que ponen su vida y futuro en peligro.  Su interacción con su compañero de labores, el oficial Samuel Shabalala, un alto agente de policía (mitad zulú), quien parece saber más de la verdad de lo que deja ver, es sutil y apropiada.  Otros personajes secundarios le dan color a la historia y la hacen vivir en las páginas.  Sus  vidas caen en concordancia con el misterio a resolver y aunque algunas pistas caen en la mano de Cooper casi por pura suerte, no se salen del rango de lo esperado.
El misterio es bien llevado y los elementos necesarios para resolverlo encontrados de una forma adecuada (quitando el punto mencionado en el párrafo anterior).  La identidad del culpable fue algo predecible, pero las circunstancias no.  El final lo mantendrá en tensión casi hasta la última página.  Es un libro que se puede disfrutar con facilidad.

Conclusión:
Si les gustan los misterios, los lugares exóticos, las novelas históricas, “Un hermoso lugar para morir” tiene los tres elementos.  Si disfrutan  con una trama bien narrada, ligada, llevada a un ritmo rápido y con un final intenso, no deben dejar escapar este libro de sus mesas de noche.  Casi seguro quedarán buscando el siguiente libro de la autora (Dejen a los muertos en paz) para averiguar cómo continuó la vida de Emmanuel Cooper (yo lo haré, pero por razones de disciplina lo estoy dejando para después). 



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