sábado, 9 de agosto de 2014

El misterio del cuarto amarillo.


El misterio del cuarto amarillo (Gaston Leroux)
Gaston Leroux

Escritor de novelas detectivescas y periodista de origen francés (1868-1927), Gaston Leroux pasó a la historia por ser el autor (1910) de “El fantasma de la Ópera” (No creo que les deba recordar todas las versiones fílmicas y teatrales que han germinado de esta obra).  Leroux era un personaje en todo el sentido de la palabra.  Heredero de millones vivió frugalmente hasta casi quedar en bancarrota.  Obligado a ganarse la vida,  trabajó en varios periódicos de prestigio internacional y cubrió eventos de interés histórico (estuvo presente y cubrió la Revolución Rusa) hasta que, de forma súbita, dejó el periodismo y empezó a escribir.  Su primera obra salió en 1908 y se tituló “Le mystere de la chambre jaune” (El misterio del cuarto amarillo), la cual reseñamos a continuación.

Idea general:
Una joven se retira a su habitación a dormir.  Poco después se escuchan gritos, sonidos de pelea y la palabra “Asesino!”.  El ruido de disparos completa la escena, mientras los otros miembros de la familia tratan de entrar en la habitación, que se encuentra cerrada por dentro.  Tras varios esfuerzos el padre y un sirviente tumban la puerta, para encontrarse a la joven herida, sangrando en el piso.  No hay más nadie en la estancia y la única salida es una ventana bloqueada con barras.  ¿Cómo escapó el criminal?

Opinión:
Es un libro interesante, pero debe tomarse en su perspectiva temporal.  Ya que se escribió en la primera década del siglo XX, no esperen una investigación con medicina forense, ADN o persecuciones a toda velocidad.  Es un ejemplo de la novela detectivesca de su época.  Un misterio (un intento de asesinato), donde lo importante no es tanto la identidad del asesino  (aunque esto también es un misterio), sino el cómo.  ¿Cómo una persona logró salir de una  habitación con solo dos entradas – una puerta cerrada por dentro y una  ventana con barras de hierro en el exterior?
Este es el escenario de la historia.  El personaje principal, el periodista-detective amateur Joseph Rouletabille, no es un mal personaje y sus habilidades de deducción compiten con las de Sherlock Holmes (Sir Arthur Conan Doyle) y el Inspector Lupin (Edgar Allan Poe), con quien es comparado poco después de su publicación.  Incluso el narrador de la  historia hace las veces de un Dr. Watson (un cronista de las hazañas de Rouletabille).  No es un mal instrumento, pero lo abandona en la mitad de la historia y deja la narración en manos de las notas de Rouletabille.  Esto, de alguna forma, afecta la fluidez de la narración.  No  me puedo explicar mejor.  Es una sensación que tuve al leerlo. 
Disculpen.  Me estoy alejando de mi línea de discusión.  Mi punto es que comparar a Rouletabille con dos grandes personajes de la literatura detectivesca no lo hace necesariamente un personaje  interesante.  Tiene 18 años y es algo irritante  por momentos.  Además, creo que el autor abusó mucho del “Principio de la Paciencia Estirada” (ya lo mencioné en otra reseña).  Rouletabille escucha un detalle, lo remarca con alguna pregunta o comentario sin sentido aparente (¿Cómo llevaba el cabello peinado la señorita Stangerson esa noche?) y lo deja así hasta el desenlace (en medio de un juicio, donde el novio de la víctima es acusado de ese y otros crímenes).  Es un buen instrumento para mantener la tensión, pero algo desesperante después de un tiempo.
Igual que con otras obras del mismo periodo, lo importante es el misterio.  La trama.  Los personajes son secundarios, por lo que no hay desarrollo de sus personalidades.  La historia lo es todo y no hay conflictos internos o externos que resolver (algo muy curioso, considerando que al autor escribió después una historia que se basa precisamente en ese detalle: El Fantasma de la Ópera).  Esta forma de escribir no es del agrado de muchos lectores modernos, pero para muchos de nosotros con varias décadas en los hombros, fueron nuestras primeras lecturas y nuestra introducción al mundo de las noveles detectivescas.  Aprendimos de ellas y podemos disfrutarla a pesar de los cambios que llegaron después (una de las ventajas de tener varios kilómetros de vida recorridos).
Lo malo es que, en orden de preservar la trama, el autor obvia pistas importantes para mantener la tensión y eso (me disculpan si  no  están  de acuerdo) es imperdonable.  Por ejemplo, la Srta.  Stangerson nunca es asesinada. Es víctima del desconocido atacante (varias veces) y jamás es capaz de decir que le pasó en realidad.  Nunca es interrogada de una forma apropiada y eso en ninguna época o lugar hubiera ocurrido.  Tratar de insinuar que de tantos ataques había perdido la razón, es una excusa barata para justificar esta falla.
Como todo buen misterio, el responsable sale como una sorpresa.  Para algunos puede hasta parecer algo forzado, pero el autor lo planeó así y con el poder creador del  dueño de la historia no se discute.  Acepten la realidad y sigan con sus vidas.

Conclusión:
Es un libro interesante, pero el tiempo tiene sus consecuencias.  Si lo hubiera leído en su momento (recién salido de la imprenta), es muy probable que lo hubiera disfrutado mucho (se dice que Agatha Christie decidió escribir su primer libro después de leer  “El misterio del cuarto amarillo”.  No conozco si esta historia tiene alguna base de realidad, pero si es verdad solo puedo decir: Gracias Sr. Leroux!).  Si lo hubiera encontrado en mi adolescencia, cuando empezaba a enamorarme del género (Cianuro Espumoso de Agatha  Christie fue el primero), creo que también lo habría disfrutado mucho.
A estas alturas de mi vida llevo demasiados libros en mi cabeza (propios y extraños), por lo que cualquier trama que caiga impresa en mis manos sufrirá el celoso y exigente escrutinio de los autores ya leídos.  Desde esa perspectiva sigue siendo un buen libro, pero no destaca demasiado.
¿Disfruté leerlo?  Seguro. 
¿Lo leería de nuevo?  No.
¿Lo recomendaría?  Depende de lo que busquen.  Si lo suyo son las historias ambientadas en el pasado, enfocadas en la trama y en la resolución del misterio, sin mucho desarrollo personal de los personajes, les diría que le den una oportunidad.  Apuesto a que  lo disfrutarán.
En caso contrario, fueron advertidos.

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