viernes, 26 de diciembre de 2014

Chicas Muertas

Chicas Muertas (Selva Almada).
Selva Almada
Escritora y poetisa argentina.  Autora de varios libros, poemarios y colecciones de cuentos.  Algunos de sus relatos cortos han formado parte de varias antologías publicadas en las últimas décadas.  Esta es solo una forma de describir a Selva Almada, quien surge como una de las nuevas voces de la literatura suramericana.  Además de organizar talleres de literatura y escritura, es una de las directoras del ciclo de lectura Carne Argentina.  Estas actividades son solo una muestra de su energía, lo que la llevó a conseguir una beca del Fondo Nacional de las Artes de Argentina (FNA - Argentina) para desarrollar un proyecto sobre femicidio adolescente.  Su último libro, publicado por Random House en el 2014, fue el fruto de este proyecto y el cual reseño a continuación.

Idea Básica:
"Tres adolescentes de provincia asesinadas en los años ochenta, tres muertes impunes ocurridas cuando todavía, en nuestro país, desconocíamos el término femicidio."
Tres asesinatos entre los cientos que no alcanzan para titulares de tap ni convocan a las cámaras de los canales de Buenos Aires. Tres casos que llegan desordenados: los anuncia la radio, los conmemora un diario de pueblo, alguien los recuerda en una conversación. Tres crímenes ocurridos en el interior del país, mientras la Argentina festejaba el regreso de la democracia. Tres muertes sin culpables.
Convertidos en obsesión con el paso de los años, estos casos dan lugar a una investigación atípica e infructuosa. La prosa nítida de Selva Almada plasma en negro lo invisible, y las formas cotidianas de la violencia contra nenas y mujeres pasan a integrar una misma trama intensa y vívida.

Opinión:
Un libro que cae en la categoría de crímenes verdaderos (true crimes), junto con otras obras ya reseñadas previamente (A Sangre Fría de Truman Capote e Hijo de Casa de Dante Liano).  Sin embargo, a diferencia de los anteriores, que describen un crimen y como los culpables fueron llevados a la justicia, Selva Almada decidió abordar asesinatos sin solución.  Tres jóvenes argentinas cuyas muertes siguen siendo un misterio a la fecha, aunque uno pueda sospechar de la identidad del culpable con solo leer el relato de los hechos.  Un libro cuyas raíces se entierran más en el suelo de nuestra realidad, pues nos muestra como terminan muchos casos que podemos ver en una sección del periódico matutino y que con el tiempo va desapareciendo de nuestra memoria y de la prensa, dejando solo el dolor de los afectados y el sabor amargo de no tener una solución a los encargados de resolver el caso.
Como describe la sección previa, los tres asesinatos ocurren en Argentina en la década de los ochenta.  Empieza con una nota personal de la autora, donde describe sus recuerdos al escuchar la muerte de una de las jóvenes cuya muerte investigaría años después.  En las siguientes partes del libro nos cuenta otras vivencias personales junto a los detalles disponibles de los tres asesinatos, mezclando entrevistas con familiares, vecinos, archivos policiales, noticias de la época e, inclusive, la visión de una medium.  Su prosa es directa y bien elaborada, lo cual facilita la lectura de un libro crudo.  Algunas  veces uno quiere detener las líneas y gritarle a la policía lo que parece obvio, sin éxito.  Lo malo es que no hay forma de confirmar si lo que sospechamos fue lo que en realidad pasó.  Estas historias le dejaran una sensación de frustración que no se podrán quitar de encima con facilidad. Una visión diferente, que puede no ser del agrado de muchos.
Aun cuando no tengo problemas con los saltos de tramas (los he usado muchas veces), siento que las tres historias se mezclan  demasiado.  Puede ser que ese fuera el interés de la autora.  Meter al lector en un torbellino literario hasta  dejarlo viendo doble.  Sin embargo, conozco varios lectores que sentirán los saltos inncesarios y exagerados.  Es cuestión de gustos.  En particular, me mantuvo pegado a las historias, pues quería saber más.  Algunas veces tuve que echar para y refrescar algunos puntos, pero es manejable.  La lectura vale la pena.

Conclusión:
No esperen una respuesta.  No tomen el libro con la esperanza de que al final podrán cerrarlo con la satisfacción de un misterio resuelto.  Son tres horribles muertes (como foco central de la historia.  A lo largo del libro la autora nos adereza el plato con varios crímenes adicionales, también sin solución o con resoluciones dudosas) que siguen abiertos.  Después de leer "Chicas Muertas" uno no puede evitar preguntarse cuantas víctimas  más habrá (para una idea, tomen el periódico de hoy y lean.  Les apuesto que, por lo menos, aparecen dos).  Mujeres que murieron y cuyo único crimen fue ser mujeres.  Celos enfermizos, lujuria sin control, deseos de salvar la honra familiar o de ocultar un secreto.  Tienen  de donde escoger.
Un libro para leer y reflexionar.  Se los recomiendo.
Datos curiosos:

Tuve el placer de conocer a la autora a raíz de la celebración del Festival Eñe en Panamá.  Compartimos tarima en un conversatorio sobre las vivencias del cuento latinoamericano y al final me dedicó su libro.
Adoro mi trabajo.














viernes, 19 de diciembre de 2014

Cualquier forma de morir.

Cualquier forma de morir (Rafael Menjivar Ochoa).
Rafael Menjivar Ochoa
Muchos escritores centroamericanos han tenido que modificar sus vidas debido a los problemas políticos en que estaban sumidos sus países de origen.  Menjivar Ochoa (escritor, músico, reportero y novelista) no fue la excepción.  Nació en El Salvador, pero tuvo que vivir exiliado en Nicaragua, Costa Rica y México.  Regresó a su tierra en 1999, donde fungió como director de literatura y luego fundó La Casa del Escritor, un proyecto diseñado para enseñar a nuevas generaciones de escritores.  En 1990 ganó el Premio Latinoamericano de Novela "Ramón del Valle Inclán" y en 1984 recibió el premio Latinoamericano de Novela EDUCA.  En su haber hay más de una decena de libros, algunos traducidos a otros idiomas, pero hoy reseño uno de sus últimos libros.  Rafael Menjivar Ochoa falleció el 27 de abril de 2011, pero sus palabras quedaron para la posteridad.  Un ejemplo, "Cualquier forma de morir".

Idea básica:
Ese año todos se suicidaron: políticos, agentes antinarcóticos, el director de un periódico, un empresario y un juez que enjuiciaba a narcotraficantes. Éstos, mientras tanto, toman unas vacaciones en la cárcel y desde allí manejan los hilos de la corrupción y deciden los siguientes suicidios, entre ellos el del candidato presidencial. Un simple policía, encarcelado como chivo expiatorio, se ve arrastrado por el torbellino de muertes y trata de salir con vida de un lío que no comprende, con una buena dosis de pragmatismo y de violento humor negro.
Cualquier forma de morir es parte de la saga de novelas negras iniciada por Rafael Menjívar Ochoa con Los años marchitos (1990), Los héroes tienen sueño (1998) y De vez en cuando la muerte (2002).

Opinión:
Un libro muy interesante, ambientado en México (aun cuando el autor era de El Salvador, vivió en México por casi 23 años y siguió activo en el país, publicando libros o dirigiendo otros proyectos).  La historia empieza con un policía antinarcóticos (nunca se sabe su nombre) que se encuentra en prisión por culpa del narcotráfico.  Casi todos los personajes son mencionados por un apodo (El Ciego, El Perro, El Coronel, etc), lo cual le da un enfoque muy curioso a una trama diferente.  No piensen que los apodos encasillan a los personajes.  Son solo una forma de referirse a ellos.  Sus personalidades son mucho más complejas.  Los únicos con derecho a nombres (los Celis, Francisco y Santiago), son los narcotraficantes  que controlan su negocio y organizan una que otra fiesta desde el interior de la prisión.
El policía es contratado por los narcos que controlan la prisión para que ayude en los "suicidios" de ciertas personas, no sin antes ser usado de chivo expiatorio.  El autor describe el comportamiento de la sociedad, los medios de prensa y los políticos de turno ante muertes que, en varias ocasiones, son claramente provocadas.  Maneja la corrupción y la capacidad del poder (independiente de quien lo tenga) de modificar la forma como vemos el mundo en sus palabras y los hará pensar en las noticias que leen todos los días.
No hay un crimen que resolver y hay (como lo dice el título) muchas formas de morir (muertes oficiales, desapariciones, suicidios).  Más bien es una historia contada con maestría sobre como el policía tiene que lidiar con el hecho de estar a merced de otras personas, como está forzado a ayudarlos para sobrevivir y quiénes son los verdaderos titiriteros detrás de todo.  Como todo buen libro, las cosas no son lo que parecen y tiene un final apropiado y hasta con cierta ironía poética.  

Conclusión:
Un libro diferente para ser saboreado.  Hay violencia sin sentido, muertes que parecen no estar conectadas y locuras sociales que parecen no tener lógica, hasta que uno se detiene a pensar que cosas así se ven y leen todos los días (si tan solo uno pudiera estar seguro que la palabra impresa no es una mentira).  Recomendado.

Cita del libro:
"No te veo vocación de cadáver".

Curiosidades:
Rafael Ochoa en uno de sus talleres en la Casa del Escritor
En su blog (rmenjivar.blogspot.com) publicó el primero de febrero de 2011 (unos meses antes de morir por culpa de un cáncer de colon) una columna titulada "La Palabra" en la que trataba de explicar el por qué de su dedicación a las letras:
"Uno escribe porque es lo único que sabe hacer, y haría lo mismo en las mismas circunstancias siquiera por pasar el tiempo, siquiera porque es lo oportuno... (Escribo en el hospital, y me llevo un par de horas en la madrugada en tan sólo un par de párrafos".


 
 
 

domingo, 7 de diciembre de 2014

El cojo bueno

El cojo bueno (Rodrigo Rey Rosa).


Rodrigo Rey Rosa
Escritor y director de cine, el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa ha explorado mútiples leyendas y mitos de Latinoamérica y Africa en sus obras. En 1990 viajó a Marruecos, donde se convirtió en el protegido literario del escritor Paul Bowles (autor de "El cielo protector" - 1949).  Sus películas, basadas en sus propias obras, han sido presentadas en festivales internacionales, como el Sundance Film Festival y el Berlin Film Festival.  Gracias a sus excelentes trabajos en estos campos de las artes, en 1967 ganó el premio Miguel Asturias, el premio de literatura más importante de Guatemala, prueba que algunas veces si se puede ser profeta en su tierra.  En esta reseña, escribo sobre una de sus obras que entró en el ámbito del género negro: El cojo bueno (The Good Cripple).

Idea General:
Un joven, Juan Luis Luna, es secuestrado en la ciudad de Guatemala y encerrado en el fondo de un herrumbroso tanque de gasolina abandonado.  Los secuestradores piden una recompensa a su acaudalado padre, quien no responde con la premura que se esperaría.  A pesar de la amenaza de cortarle un pie, los secuestradores no escuchan del padre, lo que los obliga a convertir su amenaza en una realidad.  Empiezan con enviarle un dedo y aun así el padre rehusa  ayudar.  Al día siguiente la apuesta aumenta y también el precio que Juan Luna deberá pagar...

Opinión:
Es un libro intenso.  La reseña me atrapó cuando la leí, porque prometía y en ese sentido no me decepcionó.  Desde el inicio del libro, cuando Luna conversa tranquilamente con uno de sus secuestradores, uno sabe que sobrevivió al evento, pero cómo es la pregunta que asalta al lector de una vez.  Uno no cesa de preguntarse si busca explicaciones por lo ocurrido o si todo es parte de algún plan macabro de justicia a la antigua.  En las siguientes páginas (es un libro corto - 128 páginas) el autor nos cuenta los eventos que rodearon al secuestro y los personajes involucrados.  El personaje de Luna no fue de mi completo agrado desde el principio, pero se vio expuesto a una violencia de la cual a veces no podemos escapar.  Eso lo hizo más personal y por tanto interesante.
La relación con su padre y su novia son solo parte de los elementos evaluados a lo largo del secuestro, así como los motivos que impulsaban a los secuestradores.  Cada uno tenia una forma diferente de ver el crimen y una visión de como debía terminar (violencia extrema o perdón).  Esa pauta es la determinante a lo largo de la historia (¿los secuestradores perdonarán la vida de Luna, a pesar de torturarlo en el camino tratando de conseguir el dinero que su padre parece no estar dispuesto a pagar? ¿Luna perdonará a los que lo mutilaron, teniéndolos al alcance de la mano?).  Es una trama diferente y arrisgada que me gustó por la forma como la manejo.  Como dije en un principio, sabemos desde las primeras líneas que Luna sobrevivió.  En la historia veremos los giros que toma la suerte y como los impulsos más básicos pueden actuar en favor o en contra de los involucrados.  Como el sobrevivir a un evento tan brutal afecta la vida y visión de un  ser humano, sus relaciones y sus perspectivas del futuro. 
Una trama interesante, con personajes variados y ricos.  Sentí el final algo anti-climático, pero es solo mi opinión.  Deben haber lectores que comparten mi opinión y otros que pensarán que fue perfecto.  En el mundo mental del autor esa fue la forma como terminó y por mi está bien (¿Quién soy yo para llevarle la contraria?)
La historia no requiere ser larga para llevar su mensaje.  Rey Rosa lo demuestra con excelencia en este libro. 

Conclusión:
Un libro muy bueno que recomiendo a todos los que quieran una bofetada literaria.  Una trama fuerte, bien llevada, con personajes que encajan como las piezas de un rompecabezas.  Algo flojo en el final, pero es cuestión de opiniones.  Excelente lectura de un autor centroamericano.  Recomendado.


Dato curioso:
Paul Bowles
Mencioné al inicio que Rey Rosa conoció en Marruecos a Paul Bowles.  El autor norteamericano hace un cameo en el libro y conoce a Luna  y a su esposa en Tánger (una ciudad de Marruecos).  Un curioso detalle que Alfred Hitchcock hubiera apreciado.

Tánger, Marruecos