Borges y Casares |
Para los que conocen la verdad, saben que el autor del libro que voy a reseñar no se llama en realidad Honorio Bustos Domecq. El nombre es una creación de los dos escritores que le dieron vida: Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.
Bioy Casares conoció a Borges en 1932 gracias a la intervención de Victoria Ocampo (la mujer más argentina, usando las palabras del mismo Borges y cuya hermana, Silvina Ocampo, se convertiría en la esposa de Casares). Entre 1940 y 1972 escribieron y publicaron cuentos, guiones cinematográficos, antologías e hicieron algunas traducciones. Empezaron usando el seudónimo H.Bustos Domecq, luego B. Suárez Lynch y terminaron utilizando sus propios nombres.
Seis problemas para Don Isidro Parodi es el primer libro de cuentos policiales escrito en castellano (1942) y uno que por su temática, estilo e identidad del detective es tipicamente latinoamericano. Una lectura obligada para cualquier amante del género, por lo que no podía escapar de mis reseñas.
Seis problemas para Don Isidro Parodi es el primer libro de cuentos policiales escrito en castellano (1942) y uno que por su temática, estilo e identidad del detective es tipicamente latinoamericano. Una lectura obligada para cualquier amante del género, por lo que no podía escapar de mis reseñas.
Idea general:
El antiguo barbero Isidro Parodi, el penado de la celda 273, se encuentra en prisión acusado de un asesinato que no cometió. A pesar de lo injusto de su situación, está resignado a pasar las próximas dos décadas tras las rejas. Para su fortuna, su fama como persona inteligente de habilidades excepcionales para resolver misterios lleva a su celda a una persona detrás de otra. Artistas, reporteros, policias y diplomáticos buscan en su cerebro las claves para resolver los más complicados asesinatos, los cuales Parodi no tiene problemas en resolver sin salir de su celda.
Opinión:
Una interesante colección de cuentos que se centran más en la novela policial clásica (a lo Chesterton, Christie y Conan Doyle). Seis cuentos que no están relacionados de una forma directa, pero donde los personajes vuelven a aparecer con cierta periodicidad brindándole una continuidad a la historias.
1. Las doce figuras del mundo: durante un acto de iniciación en una secta, un joven reportero es acusado del asesinato de uno de sus dirigentes, mientras sospecha que en su mente está la clave para la destrucción del mundo.
2. Las noches de Goliadkin: Un actor, durante un viaje en un tren, se ve involucrado en el asesinato de uno de sus compañeros y la desaparición de un valioso diamante.
3. El Dios de los Toros: Empieza con el robo de un compremetedor juego de cartas y termina con un cadáver. El asesino usa un pequeño cuchillo gaucho, propiedad del hijo de la víctima.
4. Las previsiones de Sangiácomo: La resolución de un suicidio sin explicación, llevarán a Parodi a descubrir la verdad detrás de un macabro plan.
5. La víctima de Tadeo Limardo: Un extraño asesinato en una pensión.
6. La prolongada búsqueda de Tai An: El robo de un talisman sagrado estará plagado de una nueva serie de asesinatos que Parodi tendrá que resolver.
Mis favoritos fueron "Las previsiones de Sangiácomo" y "Las noches de Goliadkin".
Mis favoritos fueron "Las previsiones de Sangiácomo" y "Las noches de Goliadkin".
Son obvias las referencias a cuentos clásicos y desde esa visión es una colección interesante. Los crímenes son resueltos no gracias a la medicina forense o al perfil psicológico, sino a la inteligencia e imaginación de un preso. Es esa característica la que hace este libro tan latinoamericano. En la historia del género negro en latinoamérica, estamos más ligados a la narrativa corta que a la novela. A pesar de eso, los libros anglosajones que inspiraron a decenas de escritores en todo el mundo se centraban en la figura del detective o el policia. En latinoamerica se presentaba un problema muy sui generis. Las fuerzas represivas de las grandes dictaduras eran precisamente los policias y era un poco dificil pedirle al lector de estas latitudes que se encariñara con un representante de los grupos armados que lo subyugaban. Isidro Parodi, con su humor ácido y falta de tolerancia a que le hicieran perder el tiempo (algo curioso considerando que estaba recluido), es un preso. Alguien encarcelado por un crimen que no cometió, gracias a la ayuda de los amigos influyentes del verdadero asesino y un escribiente de la comisaría 8, que le debía dinero a Parodi, y a quien le convenía tenerlo preso para así no tener que pagarle. No se pude pedir un detective más latinoamericano que Don Isidro.
Penintenciaria Nacional (donde estaria recluido Don Isidro Parodi) |
Los casos son resueltos sin recurrir a grandes trucos y por fortuna Borges/Casares evitaron usar uno de los menos apreciados por los lectores (el personaje que aparece en las últimas dos páginas y tiene la clave para la solución de todo el misterio). En Seis Problemas, las pistas están en el texto. En las narraciones de los involucrados. Algunos de ellos pedantes o altaneros. Otros más humildes o dispuestos a escuchar. Todos una crítica a la sociedad de Padori (Borges/Casares).
Mi única crítica es que la prosa está cargada de términos que son del diario hablar de un argentino, pero que para un centroamericano suenan a arameo. Me pude defender, no me malentiendan, pero es un problema que Elmore Leonard mencionó en sus famosas "10 reglas para escribir bien" (Usar los dialectos regionales con moderación). La fluidez de la historia paga las consecuencias y eso nunca es algo bueno. Las palabras en un cuento o novela negra deben correr con suavidad, como la sangre sobre un piso de marmol pulido (suena algo macabro, pero se hacen la idea).
Conclusión:
Una colección de cuentos que, solo por su valor histórico, debe estar en sus bibiotecas. Como valor agregado, seis historias que los transportarán a los orígenes del género, como fue visto por sus padres fundadores (Edgar Allan Poe y Agatha Christie entre otros). Les advierto, eso sí, que tendrán que tener paciencia en algunas partes. No solo por los términos que mencione, sino porque Borges y Casares manejan las palabras como pinceles y cuando eso pasa el trazo más simple puede dividirse en cientos de matices. Eso puede hacerlos disfrutar todavía más de su lectura o convertir el placer de resolver un crimen en una tortura intelectual. Están avisados.