Manuel Vásquez Montalbán |
Un prolífico escritor, filósofo, periodista, poeta, ensayista y crítico barcelonés. Esas palabras apenas resumen la vida de Manuel Vásquez Montalbán, quien murió en el 2003 en Bangkok (Tailandia) mientras regresaba de Australia después de un tour promocional de sus libros. A pesar de sus múltiples obras, fue la saga del detective Pepe Carvalho la que lo llevó a la fama. Su obra "Los mares del sur" ganó el Premio Planeta (1979), después de lo cual Carvalho empezó a aparecer en el cine, en la televisión e inclusive en tiras cómicas. Los 22 libros de la saga fueron traducidos a 24 idiomas, ganando varios premios nacionales e internacionales como el Premio Nacional de las Letras Españolas (1995), el Premio Nacional de Narrativa (1991), el Premio Europeo de Literatura (1992), el Premio Ennio Flaiano (1992) y el Premio de la Crítica (1994). Es imposible no querer leer algunas de estas obras, pero decidí empezar por la segunda (la primera titulada "Yo maté a Kennedy" no la he podido comprar. Además, por algún motivo, no me llamó tanto la atención). Por esa razón mi ingreso en el mundo de Montalbán fue a través de "Tatuaje".
Idea básica:
Pepe Carvalho ha dejado la CIA tras 9
prometedores años y cuando iba a ser ascendido. Ahora es detective
privado. Dejó la CIA sin haber ahorrado ni un duro y ahora quiere ser su
propio patrón, vivir tranquilo y ahorrar para la vejez, pues ya tiene
40 años y hay que ir pensando en ello.
El cadáver de un bañista con el rostro
descompuesto e irreconocible aparece en la playa y el dueño de una
peluquería de barrio contrata a Carvalho para que averigüe el nombre del
cadáver. No quiere más que eso y está dispuesto a pagar bien. Demasiado
bien. No quiere ir a la policía y prefiere pagar a Carvalho para que lo
averigüe sin tener que implicarse él mismo.
Su único punto de referencia es un tatuaje en el muerto. Un críptico mensaje: "He venido para revolucionar el infierno". El asunto es un poco raro, pero un escéptico Carvalho no pregunta nada más y acepta el encargo.
Carvalho tampoco quiere ir a la policía y
prefiere investigar utilizando sus propios recursos. Éstos le llevarán
de Barcelona a Holanda y vuelta a Barcelona. El nombre del muerto lo
averigua con relativa rapidez, pero la manera que tiene de ir
enredándose el caso cada vez más, hace que quiera investigar por su
cuenta. Incluso cuando vuelve a Barcelona con la información solicitada
por su cliente, nuestro detective sigue investigando por su cuenta, sin importar las consecuencias.
Opinión:
Pepe Carvalho no es un personaje políticamente correcto, lo que lo hace perfecto para una aventura del género negro. Esta historia se centra más en sus personajes que en el misterio por resolver y creo que ese detalle es el que le ha dado a la saga la fama que bien se merece. Carvalho es mujeriego y está involucrado con una prostituta llamada Charo (la relación de ambos de ninguna forma es exclusiva) con la cual se quiere casar algún día (cuando ambos estén viejos). Trata a muchas de las personas con las que lidia con cierto desprecio, según su valor para la investigación que desarrolla. Siempre está falto de plata, pero no por eso deja de disfrutar de sus placeres. El más importante la comida.
Creo que este último es uno de los puntos centrales de su personalidad y mientras se va leyendo, por lo menos en mi caso, me encontré en varias ocasiones salivando. ¿Cómo no hacerlo al escuchar su descripción del Gigot braseado? Si no conocen los platos, no importa. Si son curiosos buscarán que es un Blinis y se lo imaginarán servido con vodka helado o qué
diferencia hace tan especial un bocadillo con grover. Antes que se lo pregunten, todos son platos mencionados en el libro. Les dejo fotos para que ustedes también empiecen a salivar. Lo siento, pero la miseria adora compañía y el hambre, un sequito.
Los personajes secundarios son vitales para la historia porque van moldeando la trama y el personaje de Carvalho. Charo con sus problemas nos muestra el lado suave y duro del detective, mientras que sus compañeras de trabajo ayudan en la investigación. Un limpiabotas obsesionado con la idea de que hay una conspiración mundial que involucra el bromuro (apodo que Carvalho le da al personaje) es un detalle menor en este libro, pero que sirve su propósito. El dueño de una peluquería, Don Ramón, quien lo contrata para que averigue la identidad de un cadáver sin rotro y su entorno (Queta, la esposa; las empleadas del local, donde algunas parecen gozar de mayores beneficios que otras) nos dan las primeras luces del crimen y de las sorpresas que nos depara.
La historia parece lineal la mayor parte del tiempo. Va del punto A (averiguar la identidad del muerto), lo cual no demora mucho, al B (el motivo detrás de su muerte). Esa parte la ejecuta Carvalho por la pura curiosidad de saber más y es la que al final nos llevara a un desenlace sorpresivo muy acorde con el tono de la historia. No me defraudó el final, aunque si reconozco que se tornó algo lento en partes. Quería saber que ocurría y por eso seguí leyendo. Las comidas me alimentaron mentalmente en esa secciones (y no crean que esas son las partes lentas. Montalbán era gastrónomo y ponía su pasión en sus letras. Van a sentir la comida en la tinta. Se los prometo).
Conclusión:
Un ícono de la novela negra en español. La saga de Carvalho tiene su propia gravedad y es indispensable su conocimiento para los que navegamos el género. No es perfecto, pero es una muy buena lectura. Recomendado.
Curiosidades:
Manuel Vásquez Montalbán forma parte de la cofradía de escritores que estuvieron presos por razones varias. Su sentencia, dictada por un tribunal militar, fue de 4 años en la cárcel de Lérida por participar en una huelga de mineros. La muerte de Juan Pablo II marcó un momento en la historia que fue señalizada con una amnistía que lo liberó después de 18 meses. A pesar de eso, no fue perdonado del todo y quedó en una lista negra que le impidió trabajar como periodista. Se ganó la vida laborando como investigador para la enciclopedia Larousse.
Montalbán fue un ferviente seguidor del FC Barcelona. Era personal y convirtió las vivencias del club en literatura y en algo muy serio que aparecía en sus historias. Análisis de sus obras reportan casi 700 textos de Montalbán sobre el deporte y sobre el Barca, a quien se refirió como "El ejercito desarmado de Catalunya".
Aunque parezca la mayor abominación, Carvalho (un ferviente lector) decide quemar libros cuando así le apetece. Los escoge de su biblioteca personal para alimentar su chimenea. En "Tatuaje" uno de los tributos a las deidades del fuego fue un libro llamado "España como problema" de Pedro Laín Entralgo. No he leído ese libro, pero asumo que por algo Carvalho lo echó a las llamas.