Hay dos formas de ver los orígenes del género negro. Unos se remontan a 1841, cuando Edgar Allan Poe publicó "Los asesinatos de la Rue Morgue". Aunque la aparición de Auguste Dupin marcó el principio del detective literario (seguido poco después por figuras renombradas de la novela de enigma, como fueron Agatha Christie, Sir Arthur Conan Doyle o G.K.Chesterton), muchos prefieron encasillar a los anteriores en una categoría diferente a lo que se conoce como novela negra hoy en día.
Si es de los que piensa de esta forma, su patriarca sería Carroll John Daly con su detective Race Williams o uno de sus seguidores (Dashiell Hammett / Raymond Chandler) o los tres, como un triunvirato literario, negro como la revista que publicaba sus relatos (Black Mask).
Podemos hablar por horas de los tres, pero en esta ocasión me quiero centrar en Dashiell Hammett y en su primera novela: Cosecha Roja.
Dashiell Hammett |
Para empezar, algo del autor. Samuel Dashiell Hammet nació en 1894 en la granja de tabaco Hopewell and Aim (si saben como murió, es algo irónico). A los 14 años es obligado a buscar trabajo por su padre, que se declara en bancarrota. Para los 16 años, ya era un borracho empedernido. Su abuela materna es la que lo ayuda a salir adelante y, sin saberlo, plantó la semilla que nos dio el que es considerado uno de los mejores escritores del siglo XX. Le consiguió un trabajo en la Agencia de Detectives Pinkerton. Se especializó en el trabajo de vigilancia de casos de adulterio o estafas. Se convirtió en uno de sus propios detectives, oculto en las sombras, persiguiendo a su blanco.
No es de extrañar que, cuando dejó de trabajar como detective, y decidió empezar a escribir, su primogénito de papel fuera Cosecha Roja.
Idea General:
El director de varios periódicos en Personville, una ciudad minera del
estado de Montana, e hijo del magnate fundador de la localidad, contacta
con un detective privado; sin embargo, cuando éste llega a la ciudad,
el periodista es asesinado. Durante la investigación del crimen averigua
que cuatro matones, con la complicidad del magnate, dominan el lugar.
El millonario, que teme por su vida, contrata al detective que iba a
ayudar a su hijo para “limpiar” Personville, también conocida como
Poisonville, Ciudad-Veneno. Éste deberá tener mucha astucia y la
suficiente sangre fría para saber atacar en el momento adecuado y
realizar los arrestos necesarios para evitar que no le alcancen las
balas que llevan escrito su nombre.
Opinión:
Las novelas de enigma y las hard boiled se diferencian en muchas cosas. Una de las primordiales es que el detective de las segundas no resuelven los casos mediante el uso de sus extraordinarias habilidades deductivas o de las "pequeñas células grises". No. Son personas comunes (ni siquiera tienen que estar en condiciones físicas), que caminan las calles, que se meten en los antros más bajos de la sociedad y se codean a la par de sus elementos más turbios, porque son uno de ellos. Es esa relación la que les permite resolver los casos que les interesan. No me puedo imaginar a Hercule Poirot interrogando a un albañil en el Bar Ramos de la misma forma que es casi irreal imaginarse a Sam Spade comiendo un brioche con el Duque de Southshire, mientras trata de deducir como el asesino logró entrar en la biblioteca sin llamar la atención del mayordomo.
Sin embargo, ambas comparten un núcleo común y si no son demasiado puristas, saben que tengo la razón. Un Maserati no se puede comparar con un sedán, pero no por eso ambos dejan de ser autos. Usted puede disfrutar manejar un sedán tanto como sentarse detrás del timón de un Maserati. Es cuestión de gustos
Cosecha Roja tiene un empiezo ominoso.
En el Big Ship de Butte oí por primera vez a un minero pelirrojo de nombre
Hickey Dewey que llamaba Poisonville a la ciudad de Personville. Tenia la
costumbre de convertir las erres en diptongos, así que me importó poco su
manera de nombrar la ciudad. Luego volví a oír el mismo nombre de boca de
hombres capaces de pronunciar bien la erres. Lo tomé como una muestra más
del humor vulgar que anima los retruécanos propios de la jerga de los bajos
fondos. Unos años después fui a Personville y comprendí el exacto significado
de esta palabra.
Hickey Dewey que llamaba Poisonville a la ciudad de Personville. Tenia la
costumbre de convertir las erres en diptongos, así que me importó poco su
manera de nombrar la ciudad. Luego volví a oír el mismo nombre de boca de
hombres capaces de pronunciar bien la erres. Lo tomé como una muestra más
del humor vulgar que anima los retruécanos propios de la jerga de los bajos
fondos. Unos años después fui a Personville y comprendí el exacto significado
de esta palabra.
Las primeras palabras que nos dirige el personaje principal. Un hombre descrito por la femme fatale de la novela como "gordo, testarudo y en sus cuarenta". Nunca sabemos su nombre y todo lo que se nos permite conocer es que trabaja para una misteriosa agencia conocida como La Continental. A partir de este punto, se convierte en un ícono del género. El Agente de La Continental.
Aquí tengo que hacer comparaciones con el detective de la novela de enigma. El Agente de La Continental es más real, es cierto, pero no deja de ser esa figura astuta, con una rapidez mental envidiable y un excelente poder de observación. Una vez el caso se plantea, el Agente viaja a Personville para tratar de descubrir quién es el responsable del asesinato de Donald Willsson, director de dos periódicos locales. Ese primer asesinato lo resuelve en poco tiempo y casi sin esforzarse, solo usando sus habilidades deductivas naturales (Miss Marple lo invitaría a una taze de té). Las cosas cambian después de este punto y salimos del terreno conocido. El padre de la víctima le pide hacer justicia. Cuatro matones controlan su ciudad y quiere contratarlo para un segundo trabajo. Para que limpie su ciudad, sin importar las consecuencias. El Agente le advierte que después no se puede echar para atrás. El padre acepta y empieza la manipulación.
Porque, en el fondo, Cosecha Roja se vuelve en una trepidante narración de como el Agente procede a manipular a los cuatro criminales para que se destruyan entre sí. En el camino descubre que muchas de las cosas que pensaba saber no eran más que percepciones sesgadas de la realidad y tiene que lidiar con las consecuencias de sus acciones, la mayoría de las veces viendo como hacía para que sirvieran sus propósitos.
Cosecha Roja tiene muchos de los estereotipos del género. Hay una femme fatale, en la figura de Dinah Brand. Su motivación principal es el dinero y son sus conocimientos, adquiridos gracias a su larga lista de amantes, los que dan las herramientas necesarias al agente para hacer su trabajo. Hay matones y mafiosos, recogidos en cuatro personajes y muy propios de la época y el lugar. Uno de ellos controla el licor, otro el juego y otro es miembro de la policía. Incluso el hombre que lo contrata tiene su propio pasado brumoso. No hay buenos y malos. Todos son grises. Todos.
Es un libro que Borges hubiera detestado. Se sabe que prefería la novela de enigma sobre el hard boiled, que lo resolvía todo a puñetazos y culatazos. Creo que Cosecha Roja es más que eso. Es cierto que hay una buena dosis de peleas y persecuciones, pero también está ese elemento de intriga de sus antecesores. El agente es contratado para resolver un asesinato y logra su cometido, usando las pistas descubiertas a lo largo del libro. Que en el camino haga más estragos que los mafiosos que persigue es irrelevante.
También hay elementos que hoy no son bien vistos y que podrían sesgar al lector moderno. La figura de la femme fatale no es aceptada tan facilmente hoy en día y hay suficiente violencia de género como para incitar un boicot feminista. Lo que no debemos olvidar es la época o el entorno del autor. Desligar la trama de su creador es un craso error.
Opinión:
Un digno ejemplar de la novela negra americana, tipo hard boiled. Con elementos de la novela de intriga en dosis suficiente, pero que quedan como un estímulo culinario en el fondo. Una especia usada para dar un toque de sabor al plato, sin cambiar su esencia final. Una lectura obligatoria para los que seguimos este género. Un regreso a los orígenes.
Datos curiosos:
Dashiell Hammett era un hombre de convicciones. Si hacía una promesa, la cumplía. Mientras estuvo en la Agencia Pinkerton, le disparó a un hombre que amenazaba a un compañero. El responsable se alejó sangrando y fue tal el impacto en Hammett que prometió no volver a disparar un arma, excepto para cazar y solo si el propósito era alimentarse.
En la primera guerra mundial debió morir dos veces (una prueba de que fuerzas superiores querían que creara a Spade). La primera fue cuando conducía una ambulancia, que se estrelló con él al volante (después de eso prometió no volver a conducir. Otra promesa que no rompió). La segunda, más notable, fue sobrevivir la epidemia de gripe española que cobró la vida de más de 100 millones de personas en el mundo. La adquirió en un campamento militar y aunque sobrevivió, su salud nunca fue la misma, gracias a la tuberculosis que agarró mientras se recuperaba.
En sus inicios fue uno de
los guionistas mejor pagados de Hollywood. Luego, en 1940, se afilia al Partido Comunista y eso fue el principio del fin. El FBI lo persiguió, terminó en la cárcel por no querer cooperar, fue una de las víctimas de la cacería de brujas de Joseph McCarthy y tuvo que declararse en bancarrota, como su padre en su momento, por deberle a la Hacienda casi 100 mil dólares en impuestos no declarados.
Murió el 10 de enero de 1961, consecuencia de un cáncer de pulmón diagnosticado dos meses antes. Hasta que soltó su último aliento, siguió en las listas de vigilancia del FBI. Su informe oficial establece que un agente llamó al cementerio para asegurarse que "un tal Dashiell Hammett" estaba muerto y enterrado.
Triste, pero un final digno de uno de sus libros.