El sueño
eterno (The Big Sleep) – Raymond Chandler.
Raymond Chandler |
Raymond Thornton Chandler es todo
un personaje y, con justa razón, uno de los padres de la novela negra. Sus orígenes casi parecen haberlo marcado
para el trabajo. Un padre alcohólico y maltratador que abandonó a su familia,
obligando a su madre a mudarse a Inglaterra donde, con la ayuda de un familiar,
recibió las bases de su educación literaria. De adulto exploró la vida militar
(de la cual se alejó por no simpatizar con ella), trabajó como reportero, aprendió
contabilidad por correspondencia. A pesar de no apreciar al ejército, participó
en la Primera Guerra Mundial en las trincheras del frente francés y casi llega
a ser piloto de la las Fuerza Reales Británicas (RAF), pero la guerra terminó
antes de ver combate aéreo. Se casó con la mujer que no aprobaba su madre
(casada y 18 años mayor que él), perdió un lucrativo trabajo por culpa de su
alcoholismo y las numerosas historias de faldas que rodearon su vida. En medio
de la Gran Depresión se dedicó a escribir en las populares revistas de ficción
criminal (pulps), brindándole al género una voz irónica y caustica que elevaron
su nivel. En 1939 publicó su primera novela y nos presentó la participación de
su detective Philip Marlowe. El Sueño Eterno fue un éxito, inspirando dos
grandes producciones cinematográficas y a miles de lectores hasta el día de
hoy. A continuación, la reseña de “El Sueño Eterno”.
Idea básica:
El general Sternwood contrata al
detective Phillip Marlowe para que lo ayude a liberarse de los intentos de
chantaje de un hombre llamado Geiger, cuyas armas eran las deudas de juego de
su hija menor, Carmen. Su hija mayor,
Vivien, está más interesada en el interés del general en su ex marido, Rusty
Regan, quien se rumora se ha fugado con la esposa de un gánster local. Cuando
Marlowe encuentra a Geiger muerto y a Carmen drogada y desnuda a su lado, cerca
de una cámara de filmación, sabe que el caso acaba de empezar.
Opinión:
Un clásico del género que llegó
tarde a mis manos. Mea culpa. Admito
que me sentía reacio a leerlo por culpa del mismo estigma que ahora trato de
combatir a capa y espada. El pensar que era una mezcla de puños y femmes fatales, sin sustancia.
Craso
error.
El sueño eterno es una excelente
obra. No solo por ser uno de los clásicos del género, usado constantemente como referencia cuando se habla del tema. El libro tiene su mérito propio, bien ganado a lo largo de las páginas.
Philip Marlowe es la quintaesencia de la imagen mental que tenemos al pensar en un detective privado de la época noir. Con su altura (1.86 metros), su apariencia ruda cubierta de vistosos trajes y su experiencia, tanto callejera como profesional (trabajó para una compañía de seguros y fue asistente de un fiscal de distrito), no se le puede imaginar haciendo otra cosa que resolviendo crímenes. Es un aficionado de los cigarrillos Camels, del café (puede ser negro o con leche) y del licor (rayando en el alcoholismo crónico, aunque para él es una herramienta más del trabajo, usada para "aflojar las lenguas de las personas"). Un profesional la mayor parte dell tiempo, resuelve el misterio que aqueja al general Sternwood con una mezcla de persistencia, ingenio, poder deductivo y algo de suerte.
Los personajes secundarios no brilllan tanto como Marlowe y aquí es donde más puede resurgir el fantasma del estigma que se le aplica al género y que alejó estas obras de mis manos. Las hijas del general parecen las femmes fatales esperadas. Carmen, una muchacha frívola que espera que todos los hombres quieran estar con ella y Vivan, más calculadora y fría, aunque igual de dispuesta a usar su cuerpo para conseguir lo que quiere. Sin embargo, las cosas van más allá de lo que la piel permite asumir y los secretos ocultos en esas dos cabezas darán la clave para resolver más de un misterio.
Los otros personajes encajan muy bien con la trama y el escenario. Chantajistas, mafiosos, sicarios. Todos se alternan según el libreto establecido por el autor, ayudando en el proceso de empujar al lector hacia el inesperado final.
El ritmo del libro es rápido y los muertos, una vez empiezan a aparecer, se multiplican con igual velocidad. Todo al final parece tener una solución, aunque un cabo suelto ha sido fuente de más de una anécdota (se las menciono al final).
Todo esto es más que suficiente, pero si así fuera, Chandler sería solo otro más de muchos talentosos escritores del género. Lo que marca a Chandler es su metiiculosa obsesión con establecer una atmósfera adecuada. Para él era más importante la escencia y la caracterización de sus personajes que el final. Un ejemplo se puede ver entre las primeras páginas, cuando Marlowe conoce a Vivian, la hija mayor del general, y describe la escena:
La habitación era demasiado grande, el techo y las puertas demasiado altas y la alfombra blanca, que cubría todo el suelo, parecía nieve recién caída sobre el lago Arrowhead. Había espejos de cuerpo entero y objetos de cristal por todas partes. Los muebles de color marfil tenían adornos cromados y las enormes cortinas del mismo color se derramaban sobre la alfombra blanca a un metro de las ventanas. El blanco hacía que ell marfil pareciera sucio y el marfil hacía que el blanco resultara exangüe. Las ventanas daban a las oscurecidas estribaciones de la sierra.
Llovería pronto. Ya se notaba la presión en el aire.
Su predilección por la escenografía y la profundidad de sus personajes, por encima de la trama, es consecuencia probable de su tendencia a "canibalizar" (como él solía decir) sus historias. De tomar sus historias ya publicadas en revistas como Black Mask y juntarlas de alguna manera para crear una historia coherente. "El sueño eterno" es el resultado de la fusión de "El asesino en la lluvia" y "La cortina", con pedazos aislados de otras más. Solo puedo asegurarles que hizo un buen trabajo.
Conclusión:
Un libro que no debe faltar en sus libreros y que los ayudará a comprender porque Chandler es considerado uno de los padres/maestros de la novela negra realista. Olviden lo que puedan pensar o sus prejuicios. Consigan su copia y establezcan su propio criterio. No se arrepentirán.
Datos curiosos:
El periódico Le Monde publicó en 1999 su listado de los 100 libros del siglo. El sueño eterno era el 96. Unos años después, la revista Times (2005) incluyó este libro en su listado de las 100 mejores novelas.
El sueño eterno fue adaptado dos veces en películas de cine. En 1946 Humphrey Bogart personificó a Marlowe, mientras que en 1978, lo hizo Robert Mitchum. En la primera, cuando el director Howard Hawks la filmó, su equipo entero (incluyendo a Bogart) estaban intrigados por uno de los asesinatos en el libro. El del chofer Owen Taylor. Cuando decidieron preguntarle directamente a Chandler quién era el asesino fue que el escritor se dio cuenta que había dejado ese cabo suelto. Su respuesta fue: No sé quién lo mató.
El título del libro es una referencia a la muerte. En palabras del mismo Marlowe (o de su creador):
¿Qué más te daba dónde hubieras ido a dar con tus huesos una vez muerto? ¿Qué más te daba si era en un sucio sumidero o en una torre de mármol o en la cima de una montaña? Estabas muerto, dormías el sueño eterno y esas cosas no te molestaban ya. Petróleo y agua te daban lo mismo que el viento y el aire. Dormías sencillamente el sueño eterno sin que te importara la manera cruel que tuviste de morir ni el que cayeras entre desechos.