Rafael Menjivar Ochoa |
A pesar de que trato de no repetirme y siempre buscar nuevas voces, cuando leí la reseña de este libro me vi obligado a comprarlo. Rafael Menjivar Ochoa fue un escritor muy peculiar (lamentablemente falleció el 27 de abril de 2011) y nos quedan sus libros como recuerdo. Pueden leer su biografía en la reseña que escribí de "Cualquier forma de morir". Si ya la conocen, pasemos a discutir un libro muy peculiar que se puede considerar novela negra desde una perspectiva diferente.
Idea básica:
Un hombre despierta una
mañana y decide suicidarse trece días después. En el registro de sus
últimos días va encontrando razones para vivir como la escritura misma,
que son también razones para cumplir con el plazo de su muerte: si
continúa viviendo, el mundo volverá a ser gris, lleno de recuerdos
tristes o, peor aún, previsible. En una implacable cuenta
regresiva, que es a la vez una cuenta progresiva, el antihéroe anónimo
de Trece va haciendo cómplice al lector de su muerte cada vez más
cercana. Pone sobre la mesa su vida el simple hecho de estar vivo como
el único motivo para matarse, y es bastante probable que la suya sea una
vida similar, o idéntica, a la de quien se arriesgue a transitar estas
páginas.
Opinión:
Como mencioné al principio, compré el libro por la reseña. Me pareció interesante la premisa de un hombre que decide suicidarse sin motivo aparente y como progresan sus días hasta el momento final. Es un libro corto (por alguna razón, la mayoría de los libros de autores centroamericanos que he leído a la fecha no pasan de las 200 páginas), pero llenó de energía. El narrador empieza con un párrafo que promete:
Anoche morí otra vez. Ahora estoy bien. No sé si duró mucho; me pareció que no. Después caí dormido como un bebé que ha llorado durante horas.
A partir de ese punto el narrador cuenta como ha decidido suicidarse y para asegurarse de no fallar se ha puesto una fecha tope. Trece días. A lo largo de la historia conocemos su pasado y su vida. Los personajes secundarios no son mencionados por nombre (algo que parece ser recurrente en sus obras) sino por letras o términos apropiados: papá, mamá, hermana, la prima de S, M, R., etc. Estos personajes parecen darle casi todas las razones para no suicidarse y a pesar de eso su plan no cambia con las páginas. Todo es un avance inexorable hacia su muerte programada. En el camino otras decisiones tendrán sus consecuencias y lo obligarán a lidiar con su propia realidad y la de las personas que lo rodean que, de una u otra foma, se verán afectados por su muerte.
No es una historia complicada. Es lineal desde el momento en que decide suicidarse hasta que llegamos al final (no les diré si lo consigue. Tendrán que leerlo para saber). Es una narración de su vida y del por qué de su decisión. Algunos detalles parecen dar luces al misterio, pero quedarán con algunas dudas. Es interesante y ciertamente los tendrá leyendo hasta el final, pero no esperen revelaciones fantásticas (con la excepción del día final, cuando debe hacer lo que ha prometido hacer. Es un día lleno de sorpresas - algunas esperadas). No los decepcionará en ese sentido si buscan algo diferente. Está muy bien escrita, pero no soy fanático de las historias lineales. Me gustan condimentadas y no hay mejor especia que un buen misterio. Sin embargo, no creo que eso deba ser motivo para no leer este libro.
Conclusión:
Un libro interesante de un valioso escritor centroamericano. Lo disfrutarán y sufrirán su lectura, preguntándose con cada página si el narrador no puede ver las bendiciones en su vida y si se suicidará al final. Recomendado.