La forma del agua (Andrea Camilleri)
Andrea Camilleri |
A sus 89 años,
Camilleri es un ícono de la novela negra internacional. Sus primeros pasos en el mundo de las letras
lo llevaron a estudiar literatura, carrera que nunca terminó, mientras dedicaba
su tiempo libre a escribir cuentos y poemas.
Luego decidió estudiar filmación en la Academia de Artes Dramáticas
Silvio D’Amico, pero nunca abandonó su pasión por la escritura. Tras unos primeros intentos, que no
alcanzaron la popularidad necesaria, creó el personaje (el inspector Salvo Montalbano,
detective siciliano apostado en la fuerza policial de Vigàta -pueblo imaginario-)
y el libro que lo llevaría a la fama: “La forma del agua”.
Idea General:
El comisario siciliano Montalbano debe aclarar la aparición del cadáver
de un conocido político y hombre de negocios de la pequeña localidad de
Vigàta. Sus pesquisas le pondrán en contacto con las intrigas políticas
de la sociedad siciliana en un caso en el que el amor, la ambición y el
afán de poder juegan un papel decisiv
Opinión:
En una entrevista el
escritor griego Pedro Markaris confesó que “prefería leer a Paco Ignacio Taibo
II que a Stieg Larsson”. Después de leer
este libro comprendo su punto de vista.
Hay una diferencia notable, una sensibilidad (para usar las palabras de
Markaris) que parecen teñir las palabras que salen de los escritores
mediterráneos y latinos cuando se comparan con sus contrapartes nórdicos (si
han leído “La mujer de verde” de Arnaldur Indridason, saben con precisión a que
me refiero).
Camilleri tiene la
habilidad para trazar una trama complicada sin que así le parezca al
lector. Su personaje es entretenido y
suficientemente interesante como para capturar el interés sin demasiado
esfuerzo. Su forma de ver el mundo,
alegre en su mayor parte a pesar de ser sensible a los problemas del prójimo,
es una variante de 180° si se compara con equivalentes de la escuela
nórdica. Es una novela negra, pero se
siente como una lectura animada.
La trama es un detalle
curioso. Una muerte por causas naturales
que no parece ser solamente eso.
Detalles se salen de los esperado y aunque es indudable que no es un
asesinato, Montalbano insiste (a pesar de presiones externas) en ahondar un
poco más. En descubrir que en realidad
ocurrió. Hay un asesinato en sus páginas
(pero secundario a lo anterior), del cual Montalbano es responsable en
parte. Su forma de ver y reaccionar a
este hecho es un detalle adicional a su personalidad que les da una idea de
quien es en verdad el siciliano.
Los personajes
secundarios no son tan desarrollados, porque la estrella del espectáculo es
Montalbano. Nos da la dosis adecuada
necesaria para comprenderlos, pero sin agobiarnos en detalles de sus vidas que
no avanzan la historia de forma alguna. Los nombres en italiano
les pueden dar algo de problemas al momento de tratar de seguirlos y ubicarlos
en la historia, pero con el tiempo se hace más fácil. Paciencia.
Los escenarios nos
muestran la vida en un pueblo imaginario y sin embargo se sienten vivos en la
imaginación del lector. No tendrán
problemas en crear las escenas en sus mentes gracias a la fluida escritura de
Camilleri y al final tendrán la sensación de haber disfrutado una buena
comida. Cerrarán el libro con
satisfacción y regresarán a sus vidas con un paso un poco más alegre (por lo
menos hasta que la vida les recuerde que era solo ficción).
Si no han leído el
libro puede ser que no me comprendan, pero es la sensación que me dio. En otro momento buscaré los demás volúmenes
de la serie para averiguar los pormenores de la vida del detective Montalbano
(con una copa de vino en la mano y una bandeja de quesos por delante).
Conclusión:
Un libro recomendado. No tan pesado como otros que hay por allí, pero igual de interesante. Lectura necesaria.
Manuel Vasquez Montalban |
Datos curiosos:
El apellido del
inspector es un tributo al escritor español de novela negra Manuel Vásquez
Montalban, autor del detective Pepe Carvahlo.
No es cualquier escritor que es inmortalizado de esa forma. Algo para recordar.